Libros antiguos: La encuadernación

Los libros antiguos destacan por su encuadernación y el material empleado para la misma. Un libro antiguo puede haber sido encuadernado de varias formas con distintos materiales como,  papel, telas, cueros o ciertos tipos de metales.

Cuando los libros antiguos conservan sus cubiertas originales son más valiosos que los que han experimentado nuevas encuadernaciones posteriores, a no ser que alguna la haya realizado un encuadernador famoso. 

La mentalidad de los propietarios de libros del  siglo XIX era que para su mejor conservación, había que re-encuadernarlo, y el material más común para ello era el cuero. Con lo cual, la mayor parte de los libros antiguos han sido re-encuadernados alguna vez, y aquellos que conservan sus cubiertas originales son los más valiosos, tal y como explica de Antigüedades San Francisco, que también se ocupan de la compra venta de libros antiguos. Veamos qué más cosas explican.

Los tipos de encuadernación de libros antiguos

  • Rústica:  consiste en forrar, y era una técnica muy común en el  S.XVIII para crear publicaciones periódicas, folletos, y volúmenes delgados.
  • Cartoné: tapas confeccionadas con cartón, dando como resultado la llamada tapa dura. La parte interior del lomo suele ser de tela.
  • Holandesa: esta encuadernación emplea diferentes materiales en sus tapas. Para el lomo se usa la piel, y para el resto de la tapa, el papel o la tela. Cuando los ángulos del libro se forran  con la misma tela del lomo, se trata de una encuadernación holandesa con puntas.
  • Piel o pasta: la piel de becerro trabajada suele ser el material más común, ofreciendo una superficie lisa y suave. Igualmente hay encuadernaciones con piel de cabra, cerdo y animales exóticos. 
  • Materiales poco comunes: ni cartón, ni tela ni piel. Nos referimos a un tipo de encuadernación que se estilaba en el medievo, empleando materiales como plata, piedras preciosas o semipreciosas, marfil y esmalte.